La imagen mostrada es una foto de
un exterminio judío hecha en un campo de concentración nazi alrededor de los
años 30 del siglo XX pues los primeros campos de concentración comenzaron a
construirse en 1933 y siguieron durante toda la Segunda Guerra Mundial para
mandar a las personas que Hitler no consideraba ciudadanos de Alemania como
eran los judíos y homosexuales al igual que cualquier persona que fuera en
contra de su régimen totalitario.
Antes de comenzar a explicar lo
que supuso la imagen en el comentario de texto, sería preciso señalar lo que es
fascismo a rasgos generales para poder comprender mejor las causas que
acompañaron a Hitler para actuar de ese modo contra los judíos.
El término fascismo, en su
sentido más estricto, hace referencia al modelo político que tuvo su primera
expresión en la Italia y la Alemania de entreguerras. Con el tiempo, sin
embargo, ha adquirido un sentido más amplio que designa una reacción violenta y
autoritaria contra la expansión del principio de igualdad entre los ciudadanos.
Entre las características nos podemos encontrar, en primer lugar, que es un nacionalismo exacerbado con un
componente racista que defiende la preservación y exaltación de la raza. Se
justifica la eliminación de otros grupos o pueblos y el derecho a expandirse
territorialmente, mediante una política militarista e imperialista. En segundo
lugar se da lugar a una exaltación del
Estado por encima de los derechos y libertades de los individuos. En tercer
lugar, se da el rechazo al liberalismo y
a la democracia. Niega el principio de igualdad entre todos los ciudadanos,
la soberanía nacional y el sufragio. Defiende una concepción antiigualitaria de
la sociedad en la que dominan las élites y los escogidos. En cuarto lugar hay
un culto al líder. El fascismo
exalta la figura de un líder carismático que concentra en su persona todos los
poderes, encarna al Estado y es jefe del partido único. En torno a él, se
desarrolla una mística del poder personal que se dota de un aparato de
propaganda y de una escenografía grandilocuente. En quinto lugar, el fascismo
se opone a la tradición racionalista y materialista adoptando posiciones de desconfianza en la razón y exalta los
elementos irracionales de la conducta humana como el fanatismo o la obediencia
ciega. Igualmente, elogia los valores de la fuerza, al tiempo que rechaza el
pacifismo y defiende la legitimación de
la violencia, como vemos en la imagen, y de la guerra como instrumento de
progreso histórico y de selección de pueblos, naciones y razas. En sexto y
último lugar, se da un modelo supremo de
patriarcado donde la mujer quedará marginada en muchos de los aspectos de
la vida.
La presente imagen, enmarcándola
en un contexto histórico, comenzaremos a decir que en Alemania, en 1918, tras
la abdicación del Kaíser Guillermo II, se proclamó la República de Weimar, que
tuvo que asumir la derrota militar y las duras condiciones de paz impuestas por
los vencedores. La crisis llegó a su cénit en 1923, cuando los alemanes no
pudieron pagar las deudas de guerra contraídas con Francia y las tropas galas
ocuparon el rico territorio minero del Ruhr como garantía de cobro. Todo ello
ayudó a que Adolf Hitler iniciara su carrera en política en un pequeño grupo
extremista, racista y agresivo, con eslóganes anticapitalistas, que en 1920
hizo público su programa y se denominó Partido Nacionalsocialista de los
Trabajadores Alemanes (NSDAP). También dio un componente anti judío, clave para
entender la imagen y adoptó una serie de emblemas parecidos a los del fascismo
italiano.
La difícil coyuntura económica
derivada de la crisis de 1929 fue la que ofreció una nueva oportunidad a los
nacionalsocialistas, ya que el aumento del malestar social favoreció la
difusión de su discurso radical y provocó una polarización política. Las
razones del éxito electoral de los nazis hay que buscarlas en el apoyo que
hallaron entre las clases medias, los campesinos arruinados y los obreros
desesperados ante la miseria y el paro. Por otro lado, su nacionalismo radical
les hizo ganar adeptos entre los militares y antiguos combatientes y entre la
burguesía que deseaba un poder más fuerte. Hitler, para una parte importante de
la opinión pública alemana, contaba con el apoyo de importantes personalidades
de la industria y de las finanzas, y disponía de ayudas económicas precedentes
de algunos empresarios. La construcción de Estado autoritario se inició el
mismo año de 1933, cuando Hitler consiguió del presidente Hindenburg el permiso
para disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones, que se fijaron para
el día 5 de marzo. Adolf Hitler necesitaba y obtuvo el apoyo de los diputados
del Centro Católico para que el Parlamento le concediese plenos poderes y la
facultad de promulgar leyes sin necesidad de trámites. Después de la muerte de
Hindenburg, acumuló las funciones de canciller y presidente y se proclamó
Führer y canciller del Reich. En pocos meses, los nazis transformaron Alemania
en un régimen totalitario en el que Hitler y el partido nazi controlaban las
instituciones, la sociedad y los individuos. Durante el año de 1934 se decretó
la disolución de los partidos y sindicatos y se suprimieron las libertades y
las garantías individuales. Bajo la autoridad incontestable del Führer, un
grupo de dirigentes del partido organizó, con mano de hierro, el nuevo Estado.
Una serie de organismos ejecutivos, a modo de despachos ministeriales dirigidos
por hombres plenamente identificados con Hitler competían por ganar influencia
y poder en la gestión del nuevo régimen. Ya en 1933 se abrieron los primeros
campos de concentración, el de Dachay y hacia 1934 ya existían unos cincuenta.
En este contexto, podemos ya ir
definiendo, más exactamente, el tema de la pureza aria. Un elemento central
para conseguir la total cohesión ideológica y social del pueblo alemán era
asegurar la pureza racial. Se afirmaba que la raza aria debía ser protegida
mediante la exclusión de quienes presentaban cualquier discapacidad física, de
las minorías étnicas, de los disidentes, etc., ya que éstos representaban un
peligro para el nuevo orden social. Además, el régimen nazi favoreció la
natalidad de los “verdaderos” arios y se adoptaron un conjunto de medidas
eugenésicas con el fin de esterilizar a los individuos con enfermedades
hereditarias.
Sin embargo, la cuestión racial
que alcanzó mayor magnitud fue la persecución de los judíos, visto en la
imagen. Las causas del antisemitismo alemán hay que buscarlas en el deseo de
ofrecer a la nación alemana una explicación fácil a sus infortunios. Además,
los judíos poseían grandes fortunas, hecho que provocaba el resentimiento de una
parte de la población. La política antijudía pasó por diferentes fases: en 1933
se promulgó el boicot a los negocios de los judíos; en 1935 se dictaron las
Leyes de Nuremberg que impedían los matrimonios mixtos y excluían a los judíos
de la ciudadanía alemana. La animadversión contra los judíos se materializó en
múltiples persecuciones, la más dramática de las cuales fue el 9 de noviembre
de 1938, la llamada Noche de los cristales rotos, en la que fueron detenidos
miles de judíos, y algunos de ellos asesinados, destruidos sus comercios e
incendiadas sus sinagogas.
Aún acercándonos más al tema de
la imagen, claramente un campo de concentración, decir que los primeros campos
de concentración se construyeron en 1933 y entre ellos destacó el de Dachau,
destino de detenidos políticos alemanes comunistas, socialistas o demócratas,
grupos étnicos o religiosos, homosexuales, etc. En 1938 se construyeron los de
Maut-hausen y Ravensbrück, donde acabaron buena parte de los republicanos
españoles. Con el progreso de la guerra la construcción de los campos se
intensificó. El campo de Auschwitz-Birkenau fue el más representativo, al
considerarse como un campo de exterminio en el que se pusieron en práctica las
últimas novedades tecnológicas, y seguramente la imagen pertenezca a este campo
de concentración, para la liquidación en masa de personas con cámaras de gas,
hornos, cremaciones, etc. Acogió a polacos, rusos, gitanos y sobre todo a
judíos y llegó a exterminar a unas 10.000 personas diarias. Desde 1942
funcionaron también campos más pequeños, específicamente de exterminio como
Chelmo, Treblinka o Sobibor, diseñados para eliminar rápidamente a miles de
deportados en lo que se ha denominado como una limpieza étnica.
Los campos eran espacios por
tanto cercados con muros, alambradas eléctricas y torres de vigía para evitar
las fugas. Los presos vivían hacinados en barracones que contaban con unos
edificios auxiliares estaban sometidos a
unas duras condiciones de trabajo. Desde 1942 se instalaron cámaras de gas y
hornos crematorios con los que hacían desaparecer a los cadáveres. Se obligaron
a los presos a llevar signos de identificación de su condición, bien sean
judíos, homosexuales o comunistas y se les sometía a una disciplina feroz y a
todo tipo de maltratos y vejaciones. Estas condiciones, unidas a la escasa
alimentación y a los trabajos forzados, producían una elevada mortalidad entre
los prisioneros. La SS se encargaba de la gestión y explotación de los campos,
a menudo en colaboración con grandes empresas que situaban sus fábricas cerca
de los campos y utilizaban a los prisioneros como mano de obra esclava.
De vuelta a la imagen, y viendo
el panorama, la primera pregunta que se pasa por la cabeza es cómo se realizó
el genocidio judío o Shoá. La Shoá, catástrofe en hebreo, designa el exterminio
de los judíos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Las bases para
ese Holocausto, es decir, para la eliminación sistemática de colectivos
definidos previamente, estaban asentadas, como hemos visto, desde la llegada al
poder de los nazis en Alemania. A partir de ese momento, el pueblo judío fue
sometido a medidas de segregación civil, moral y política, y también a la
expoliación económica. Además, la guerra permitió a los nazis crear los
mecanismos mentales y materiales adecuados para impulsar este objetivo y, de
entre todos los grupos perseguidos, los judíos serían las principales víctimas.
Así, a partir de 1939, tras la ocupación de Polonia y la expansión por Europa
central, el nazismo se enfrentó a un número creciente de población judía
residente en estos países. Se inició, entonces, su reclusión en guetos, áreas
segregadas de las ciudades donde quedaron confinados. El gueto de Varsovia
llegó a albergar a casi 450.000 judíos. En Europa occidental, en un primer
momento, el control de los judíos se hizo mediante censos y se les obligó a
identificarse con la estrella amarilla, al tiempo que eran expoliados
económicamente y marginados socialmente.
Con la invasión de la URSS, el
número de judíos en territorio controlado por los alemanes aumentó. Entonces
Hitler decidió lo que se conoce como la “solución final”: la destrucción del
pueblo judío. En enero de 1942 se celebró una reunión en Wansee, localidad
cercana a Berlín, donde diversos jerarcas nazis presididos por Reinhard Heydrich
aprobaron un documento redactado por Adolf Eichmann en el que se organizaba la
evacuación de once millones de judíos hacia los campos de concentración y
exterminio. Para su traslado se organizaron deportaciones que se iniciaron en
primavera de 1942, cuando los judíos del gueto de Lodz fueron trasladados al
campo de Chelmno. A partir de entonces se extendieron a todos los países
controlados por los nazis. En los campos de exterminio, los judíos debían morir
o bien por extenuación, a causa de su uso como mano de obra esclava, o por
ejecución directa en la cámara de gas cuando ya no servían para trabajar. La
muerte alcanzó a unos seis millones de judíos.